MITO 2: Estilos de Aprendizaje: ¿Realmente Aprendemos Mejor de una Forma Específica?

 

La neuroeducación, un campo interdisciplinario que combina la neurociencia, la psicología y la educación, ha ganado popularidad en los últimos años. Sin embargo, junto con su crecimiento, también han surgido mitos y malentendidos que, aunque bien intencionados, pueden llevar a prácticas educativas ineficaces. Uno de los mitos más persistentes es el de los estilos de aprendizaje, la idea de que cada persona aprende mejor cuando la información se presenta en un formato específico (visual, auditivo, kinestésico, etc.). ¿Pero qué dice la ciencia al respecto?


¿Qué son los estilos de aprendizaje?

La teoría de los estilos de aprendizaje sugiere que los estudiantes tienen preferencias innatas sobre cómo reciben y procesan la información. Por ejemplo, se dice que los "aprendices visuales" retienen mejor la información a través de imágenes, mientras que los "aprendices auditivos" prefieren escuchar explicaciones. Esta idea ha sido ampliamente adoptada en entornos educativos, con profesores que adaptan sus métodos de enseñanza para satisfacer estos supuestos estilos.


La evidencia científica en contra

A pesar de su popularidad, la investigación científica no respalda la idea de que adaptar la enseñanza a los estilos de aprendizaje mejore los resultados académicos. En un estudio seminal, Pashler et al. (2008) revisaron la literatura disponible y concluyeron que no hay evidencia sólida que respalde la efectividad de los estilos de aprendizaje. Su investigación, publicada en la revista Psychological Science in the Public Interest, señaló que, aunque las personas pueden tener preferencias sobre cómo les gusta aprender, estas preferencias no se correlacionan con un mejor rendimiento cuando se les enseña en su estilo preferido.

Otro investigador destacado, Daniel Willingham, profesor de psicología en la Universidad de Virginia, ha argumentado que el cerebro no está diseñado para aprender de manera óptima a través de un solo canal sensorial. En su libro ¿Por qué a los estudiantes no les gusta la escuela?, Willingham explica que el contenido de lo que se enseña es más importante que el formato en el que se presenta. Por ejemplo, es más efectivo enseñar conceptos abstractos con ejemplos concretos y múltiples representaciones (visuales, verbales, etc.) que limitarse a un solo estilo.


¿Por qué persiste este mito?

La persistencia del mito de los estilos de aprendizaje puede atribuirse a varios factores. En primer lugar, la idea es intuitivamente atractiva: parece lógico que las personas tengan preferencias individuales. Además, muchas herramientas y tests que promueven los estilos de aprendizaje están ampliamente disponibles y son fáciles de implementar, lo que las hace populares entre educadores y padres.

Sin embargo, como señala Paul A. Kirschner, profesor de psicología educativa, el problema radica en la falta de evidencia empírica. En su artículo "Stop Propagating the Learning Styles Myth", Kirschner y sus coautores argumentan que continuar promoviendo esta idea puede ser perjudicial, ya que desvía recursos y atención de estrategias educativas basadas en evidencia.


Alternativas basadas en evidencia

Si los estilos de aprendizaje no son efectivos, ¿qué funciona realmente en la educación? La investigación sugiere que las siguientes estrategias tienen un impacto positivo en el aprendizaje:

  1. Aprendizaje activo: Involucrar a los estudiantes en actividades prácticas y discusiones mejora la retención y la comprensión.
  2. Retroalimentación frecuente: Proporcionar comentarios específicos y oportunos ayuda a los estudiantes a corregir errores y consolidar conocimientos.
  3. Espaciado y repetición: Distribuir el estudio en el tiempo y revisar el material de manera regular es más efectivo que el estudio intensivo en una sola sesión.
  4. Uso de múltiples representaciones: Presentar la información de diferentes maneras (visual, verbal, kinestésica) puede ayudar a todos los estudiantes, no solo a aquellos con supuestas preferencias.

Conclusión

El mito de los estilos de aprendizaje es un ejemplo clásico de cómo las ideas intuitivas pueden no estar respaldadas por la ciencia. Aunque es tentador creer que cada persona tiene un estilo de aprendizaje único, la evidencia sugiere que lo más importante es centrarse en métodos de enseñanza efectivos y basados en investigación. Como educadores, es nuestra responsabilidad estar informados y evitar caer en prácticas que, aunque populares, no benefician a los estudiantes.


Referencias y enlaces de interés

  1. Pashler, H., McDaniel, M., Rohrer, D., & Bjork, R. (2008). Learning styles: Concepts and evidence. Psychological Science in the Public Interest, 9(3), 105-119. Enlace al estudio
  2. Willingham, D. T. (2009). ¿Por qué a los estudiantes no les gusta la escuela? Ediciones Graó. Más información sobre el libro
  3. Kirschner, P. A., & van Merriënboer, J. J. G. (2013). Do Learners Really Know Best? Urban Legends in Education. Educational Psychologist, 48(3), 169-183. Enlace al artículo

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